martes, 29 de septiembre de 2009

Morir por unos segundos.
PREPARADA PARA MORIR
En el quirófano de un hospital nos dan una muestra de valor y nos enseñan cómo superar nuestros más grandes temores.

Es temprano y hace bastante frío, como de costumbre la cita es en su casa, mientras ella baja las escaleras clava su mirada de dulzura y nervios en mí, acompañados de ese café que nunca nadie preparará con ese sabor sin igual, nos acomodamos en el sofá que se encuentra de frente a su galería de fotos en la que expone orgullosa a sus tres hijos, Ella es la mujer que me dio la vida, no sólo una vez sino dos, porque hace un mes, después de que ella se sometiera a una delicada cirugía cerebral que la tuvo en coma, volví a nacer.

Andrés Giraldo Mahecha: ¿Cuáles fueron los síntomas de la enfermedad?
Mireya Mahecha Vargas: Pues primero me dolía la cabeza por momentos y luego me pasaba, pero después se torno más frecuente y más y más, un día me comenzó a picar la cara y yo me rasque y me rasque con las uñas hasta que hice sangrar, me asuste mucho porque no me dí cuenta a que hora me rompí la piel, no sentía nada en el pómulo derecho, entonces comencé a insistirle al médico en que me realizara un examen especializado.

A.G.M: ¿Entonces cuanto tiempo se tardaron en diagnosticarla?
M.M.V: Se demoraron más o menos un año y medio , me hacían exámenes y no me encontraban nada, pero yo seguía con el dolor de cabeza y luego empecé a sentir como tapado el oído, disminución de la visión en el ojo derecho, además salía a la calle y yo que era buena para caminar, ya no podía, me parecía que las piernas me fallaban, fue entonces cuando un neurólogo me solicitó una Angiografía y ahí sí me encontraron el Aneurisma en la arteria oftálmica, que podía dejarme eventualmente ciega.

A.G.M: ¿Qué le dijo el médico?
M.M.V: Pues me dijo mire señora, el único Aneurisma bueno que existe es el que no se tiene, así es que hay que operarla y cuanto antes, porque se le puede romper en cualquier momento y ya no habría mucho que hacer.

A.G.M: ¿Qué pensó en ese momento?
M.M.V: Pues primero no entendía mucho la gravedad y luego de buscar información del tema me dije; “En la vida hay que hacer lo que hay que hacer” y comencé el proceso para operarme.

A.G.M: ¿cómo se preparó para la intervención?
M.M.V: La verdad es que más que disponerme para la cirugía lo que hice fue prepararme para morir, como sabía que el riesgo existía hablé con la familia y les conté lo que había que hacer, todos me apoyaron y aunque no me mostraban su angustia, yo sabía que a todos se les pasaba por la mente la posibilidad de que no sobreviviera.

A.G.M: ¿Qué es prepararse para morir?
M.M.V: Primero fuy a una notaria con mi hijo Octavio para cederle la patria potestad de la niña menor, porque sabía que si me moría ella iba a quedar desprotegida y no quería que tuviera que ir de aquí para allá, saneé mis deudas para que no les fueran a cobrar nada a mis hijos, revise que mi seguro funerario estuviera vigente y luego me reuní con mi hermana mayor y a ella le entregue los documentos que respaldan mis posesiones y los seguros de vida, no quería que nada se quedara a la deriva ó que alguien diferente a mis hijos se fuera a provechar de lo que he trabajado.

A.G.M: ¿A quién mas le contó lo que había hecho?
M.M.V: A nadie, yo sabía que mi hermana no les iba a quitar nada, ni siquiera les conté que el médico me había dicho que era posible que me tuvieran que inducir un coma, por eso cuando salí de la cirugía les pedí perdón por eso, ya que efectivamente el Neurólogo tuvo que hacer esto y ellos se asustaron mucho.

A.G.M: ¿Qué quiere decir inducir un coma?
M.M.V: Es cuando el cerebro necesita reducir la hinchazón y la presión con la que se encuentra, y para detener el flujo de sangre al cerebro, entonces le generan un paro cardiaco, previamente consultado dejándolo a uno muerto por unos segundos hasta que vuelve uno a vivir.

A.G.M: ¿Y ahora que sigue?
M.M.V: Pues me estoy recuperando, quiero dedicarme a mi familia y disfrutar de esta nueva oportunidad que me dió Dios y sobretodo compartir mucho tiempo con mis hijos, creo que después de esta experiencia, no solo yo sino los cuatro, hemos vuelto a nacer.

Por. Carlos Andrés Giraldo Mahecha

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